Bajo el lema "querido San Cayetano ayúdanos a ver al Cristo vivo en cada hermano" miles de personas hicieron fila de hasta cinco cuadras para ingresar al templo, mientras curas bendecían las espigas y estampitas de los fieles.
El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Aurelio Poli, ofreció esta
mañana la misa central en la Iglesia de San Cayetano, en el barrio
porteño de Liniers, antes miles de personas que hicieron fila de hasta
cinco cuadras para ingresar al templo para pedir por pan y trabajo,
mientras curas bendecían las espigas y estampitas de los fieles.
Bajo el lema "querido San Cayetano ayúdanos a ver al Cristo vivo en cada
hermano", dos filas que alcanzaron las cinco cuadras sobre la calle
Bynon agrupaban a miles de fieles que se acercaron de todas partes del
país.
"Quien tenemos a nuestro lado no es un enemigo, nos une la fe, somos
argentinos", dijo Poli a los presentes, en medio de un silencio seguido
de oraciones.
"Vengo a agradecer y a pedir que no le falte trabajo a mis hijos y que
puedan terminar su casita, además de dar mi diezmo de siempre", dijo a
Télam Pía Gutiérrez, de 78 años, que llegó desde Villa Luzuriaga para
hacer la fila "larga" que le permitió acceder a tocar la imagen de San
Cayetano.
La mujer, que llegó a las 8 de mañana, realizó los últimos metros del trayecto rezando con un rosario.