La huella de éxtasis sexual del personaje de Kate Winslet sigue siendo visible en la ventanilla del coche empleado en el rodaje de la película de James Cameron.
James Cameron se aseguró de que prestáramos atención haciendo pasar por una tórrida escena de sexo la explicación de la condensación del vapor de agua que contiene el aire que nos rodea.
En Titanic, Jack (Leonardo DiCaprio) y Rose (Kate Winslet) tienen su primer encuentro amoroso dentro de un automóvil que se encuentra en la bodega del transatlántico. El calor desprendido por estos dos cuerpos jóvenes y llenos de pasión aumenta la temperatura interior del coche, de modo que el vapor de agua presente en el aire se condensa al tocar el cristal, una superficie mucho más fría sobre la que Rose posa la mano de forma enfática en pleno arrebato de éxtasis sexual.
El contacto de su mano con el cristal empapado deja una huella marcada sobre la superficie que cubre. Y ahí sigue.
“Más de 20 años después, la infame huella de la mano de Titanic sigue ahí. Mirad bien”, ha escrito James Cameron en un tuit acompañado por evidencia gráfica. El cineasta enseña el cristal del automóvil utilizado en el rodaje (que ahora mismo está almacenado junto a otros artilugios de su filmografía, como un T-800 que se puede ver en la foto), donde a pesar del paso del tiempo aún persiste la huella de la mano de Rose.