Nací en el 63...‘ cantaba el rosarino precisamente en su álbum ‘Del 63‘. Y este 13 de marzo, Fito, uno de los grandes del rock nacional, cumple 60 años, seis décadas a pura música.
En medio de uno de los momentos más brillantes en sus cuatro décadas de trayectoria profesional, cuyo próximo paso serán dos shows en el estadio Vélez Sarsfield previstos para el 1 y 2 de abril, Fito Páez festeja este 13 de marzo 60 años.
Aunque nunca bajó el ritmo de sus producciones, el artista rosarino se despachó en los últimos tres años, cuando aún no se habían acallado los ecos de su exitoso disco "La ciudad liberada", de 2017, con cuatro álbumes -tres de ellos como parte de una trilogía-, mientras ultima los detalles de su nueva versión del aclamado "El amor después del amor", a 30 años de su edición.
La gran particularidad en estos casos en que todos ellos contaron con la aceptación generalizada del público y la crítica, lo que lo llevó a protagonizar multitudinarios conciertos en nuestro país y otras partes del mundo, a encabezar festivales musicales; a la vez que lo hizo acreedor de numerosos premios de la industria, entre los que destaca el Grammy -máximo galardón en la materia- obtenido por "La conquista del espacio", de 2020.
Ocurre que, aunque desde sus primeros pasos en los años `80 Fito se estableció como uno de los grandes nombres del rock argentino, heredero natural de una línea musical que tiene a Charly García y Luis Alberto Spinetta como máximos exponentes, muchas de sus producciones, especialmente en este siglo, a veces pasaron inadvertidas entre el gran público y fueron cuestionadas por la prensa especializada, por lo que este luminoso presente pareciera ser la gran cosecha de una inclaudicable labor y el reconocimiento a su inagotable talento.
Más allá de las lógicas altas y bajas en su producción, lo cierto es que a través de toda su obra, Fito Páez fue narrando su vida y los distintos momentos que atravesaba: desde el "chico triste y encantado" que asombró por su precoz talento en medio del furor de la Trova Rosarina, pasando por la carta de presentación formal que significaron los versos de "Del 63" - primer corte de su homónimo disco debut-, su forzada pérdida de la inocencia en "Ciudad de pobres corazones" y "Ey!", y su resurgimiento personal tras la oscuridad gracias al amor y la conquista del público masivo con "Tercer Mundo", "El amor después del amor" y "Circo Beat".
La herencia musical de Fito pareciera provenir de su madre Margarita, una profesora de piano que murió pocos meses después de su nacimiento. A pesar de que no la conoció y fue criado por su padre, su abuela y una tía abuela, en una casa en donde se consumía música de todos los estilos, el pequeño Rodolfo mostró desde temprano gran facilidad frente a las teclas, aunque poco apego a los rígidos métodos de las academias.
Tras integrar varios grupos juveniles, fue convocado por Juan Carlos Baglietto para integrar una banda con la que desembarcaría a principios de los ´80 con mucha fuerza en Buenos Aires, en una movida que fue conocida como la Trova Rosarina. Allí descolló como arreglador y autor, con clásicos como "La vida es una moneda", "Actuar para vivir", "Tratando de crecer" y "Un loco en la calesita", entre tantos.
El mundo del rock local le abrió la puerta grande cuando Charly García lo convocó para su banda en tiempos de presentación de "Clics Modernos" y gestación de "Piano Bar", una plataforma que le permitió grabar su primer disco solista "Del 63", en el que proyectó su enorme futuro, sobre todo a partir del genial tema "Tres agujas". La gran confirmación llegó con "Giros" (1985), el más acabado compendio hasta allí del cruce entre el rock y la música popular argentina, con temas como "Yo vengo a ofrecer mi corazón", "11 y 6", "DLG" y "Cable a tierra", por citar apenas algunos.
La artista agradeció la distinción y llamó a “alentar a niñas, niños y niñes de toda la Argentina a que trabajen por sus sueños y que nadie les diga que no pueden porque la pasión está adentro” .
Aunque volcado a un estilo más dark, la calidad compositiva de Fito se mantuvo intacta, tal como quedó demostrado en el catártico disco "Ciudad de pobres corazones" (1987) y en "Ey!" (1988).
Con "Tercer Mundo" (1990) comenzaron a "aparecer los colores" en su vida, como él mismo dijo en una entrevista a Télam al cumplirse los 30 años de esa producción, en la que además mostró un nivel de sofisticación superior. Allí está tu gran clásico "Y dale alegría a mi corazón". La llegada de un nuevo amor, la actriz Cecilia Roth, trajo la luz definitiva y fue fuente de inspiración para el consagratorio "El amor después del amor" en 1992.
Grandes estadios, difusión en las más importantes radios comerciales y exitosas giras marcaron esa etapa, que siguió con "Circo Beat" (1994), aunque también le valió el alejamiento y la crítica de fans y periodistas "puristas", en una relación ambivalente que se mantiene hasta la actualidad. Sin embargo, Fito seguía acumulando clásicos, como "Mariposa Technicolor" y "Dar es dar".
"La ciudad liberada" en 2017 comenzó a ubicarlo en la senda del reconocimiento absoluto y definitivo, que lo deposita en este luminoso presente.
Con un Charly García alejado de la vida pública y las tempranas muertes de Spinetta y Gustavo Cerati, Fito comparte en la actualidad con Andrés Calamaro el título de gran referente de la tradición rockera local, aunque con pasos más sólidos respecto al ex Los Abuelos de la Nada y Los Rodríguez.